martes, 3 de diciembre de 2013

El estrés de los padres y la violencia doméstica podrían afectar el desarrollo del niño

Aunque no se halló un vínculo directo, los investigadores sugieren hacer pruebas exploratorias a los niños para los factores de riesgo 


Una investigación reciente sugiere que los niños que son expuestos a la violencia doméstica y a padres deprimidos o ansiosos son más propensos a retrasos en el desarrollo de las habilidades lingüísticas, motoras y sociales. 

No está claro que esos tipos de problemas en el hogar en realidad causen que los niños no alcancen los hitos del desarrollo tan rápidamente como otros niños, y es posible que no haya una conexión directa. Aún así, los investigadores dijeron que los hallazgos apuntan a la importancia de las pruebas de exploración administradas a los niños en busca de señales de que están expuestos a la violencia o al estrés de los padres, dado que entonces los trabajadores sociales podrían intentar ayudarles a mantenerse al día en términos del desarrollo. 

"Así mismo, los niños que no logren alcanzar los hitos importantes del desarrollo deben someterse a pruebas para la violencia de pareja y el distrés psicológico de los padres, de forma que esos factores de riesgo también se aborden si existen", comentó Amy Lewis Gilbert, profesora asistente de pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana y autora líder del estudio, que aparece en la edición de diciembre de la revista Pediatrics

La violencia doméstica, que se da en las parejas que están en relaciones, afecta a un estimado de 1.5 millones de mujeres y 835,000 hombres en EE. UU. cada año, según el estudio. Pero las cifras podrían ser mucho más altas, porque algunos casos no se reportan. Un estudio de 2011 que revisó la investigación existente sugirió que la violencia doméstica afecta a 10 millones de niños cada año. 
 
"Sabemos con certeza que la violencia familiar y el estrés psicológico de los padres afectan a los niños de todas las edades", dijo Susan Campbell, profesora de psicología de la Universidad de Pittsburgh que está familiarizada con los hallazgos del estudio. Los niños afectados tienen más dificultades psicológicas, no se llevan igual de bien con los demás niños y les va peor en la escuela, advirtió. 

Averiguar exactamente cómo éstos y otros factores afectan a los niños es difícil, planteó Campbell, pero pueden resultar dañados por una crianza dura y negativa, una falta de afecto de parte de los padres y una falta de apoyo para el aprendizaje. 

En el nuevo estudio, los investigadores observaron a casi 17,000 niños menores de seis años que fueron tratados en cuatro clínicas pediátricas de Indianápolis entre 2004 y 2013. Los padres de los niños tomaron unas encuestas, y el estudio incluyó un análisis de sus respuestas. 

Casi la mitad de los niños eran negros, y el 82 por ciento estaban en Medicaid u otro programa de seguro público. Los padres del 2.5 por ciento de los niños reportaron violencia doméstica, y el 12 por ciento mostraron señales de depresión, ansiedad o ambas cosas. 

En general, más de un tercio de los niños no había alcanzado al menos uno de varios hitos del desarrollo. 

Los investigadores, que ajustaron las estadísticas para que tomaran en cuenta el sexo y la etnia, hallaron que los niños cuyos padres estaban estresados, habían experimentado violencia doméstica o ambas cosas eran más propensos que los demás a tener problemas con el lenguaje, las habilidades sociales y las habilidades motoras. 

Sin embargo, comentó Campbell, el estudio tuvo varios puntos débiles. Quizás haya obviado casos de violencia doméstica, depresión y ansiedad en los padres, señaló, y los hallazgos no toman en cuenta los efectos posibles de dos factores importantes: el nivel educativo de los padres y cuántos padres permanecían en la familia. 

"No es un gran estudio, pero el mensaje es importante", planteó. "Si los pediatras y las enfermeras de atención primaria se convencen de los efectos letales del riesgo familiar sobre el desarrollo de los niños, quizás sean más propensos a proveer remisiones para la intervención"

"Por supuesto, eso es un tema completamente distinto, ya que no hay suficientes servicios de calidad disponibles para los niños que viven en familias que requieren una variedad de servicios sociales, a pesar de que décadas de investigación subrayan su efectividad", lamentó. 



Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Amy Lewis Gilbert, J.D., M.P.H., assistant professor of pediatrics, Indiana University School of Medicine, Indianapolis; Susan Campbell, Ph.D., professor of psychology, University of Pittsburgh; December 2013 Pediatrics

jueves, 14 de noviembre de 2013

Los lugares donde se consume alcohol tienen que ver con la violencia de pareja

Dónde se consume el alcohol (en casa, en una fiesta, en un bar o en el parque) afecta a si un hombre o una mujer son victimizados

 

El estudio incluyó a 1,500 parejas de California, a quienes se preguntó sobre su consumo de alcohol en seis lugares: restaurantes, bares, en fiestas en casas de otras personas, en las noches tranquilas en casa, con amigos en la casa propia y en parques u otros lugares públicos.

Los hombres que vivían en bares y en fiestas fuera de casa y las mujeres que bebían en los parques y en otros lugares públicos se asociaron con una mayor violencia del hombre contra la mujer, apuntaron los investigadores del Centro de Investigación de Prevención de California y de la Universidad Estatal de Arizona.

Los investigadores también identificaron un vínculo entre los hombres que consumían alcohol durante las noches tranquilas en casa y un aumento en la violencia en que la mujer atacaba al hombre, según el estudio que aparece en la edición del 23 de septiembre de la revista Addiction.

Hace mucho que se sabe que el riesgo de violencia de pareja aumenta con la frecuencia y la cantidad de consumo de alcohol, según un comunicado de prensa de la revista. Estos hallazgos muestran que distintos tipos de lugares y situaciones donde se consume alcohol también afectan las probabilidades de violencia de pareja.

En términos de prevención, quizás sea posible reducir la violencia relacionada con el consumo de alcohol contra los cónyuges y parejas al animar a las personas en relaciones de riesgo a evitar beber en ciertos lugares y situaciones.

Ese tipo de consejo sería más efectivo a corto plazo que aconsejar a las personas que beban menos, sugirieron los autores en el comunicado de prensa.





Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: Addiction, news release, Sept. 23, 2013

HealthDay

miércoles, 21 de agosto de 2013

CÓMO SABER SI TU PAREJA TE MALTRATA PSICOLÓGICAMENTE

Muchas veces, la dependencia del otro (hombre o mujer) es la antesala del maltrato psíquico y físico. 


«Cualquier persona, bien sea hombre o mujer, que esté en una relación en la que su pareja le insulta, le falta el respeto, la denigra, o la humilla, es una persona que sufre maltrato psicológico...», determina Silvia Congost, psicóloga especializada en el tratamiento de la dependencia emocional y autora del libro «Cuando amar demasiado es depender» (Oniro). Pero esto no llega de un día para otro. Muchas veces la dependencia emocional precede al maltrato psicológico, asegura esta experta. «En esos casos, la persona afectada acostumbra a ser la última en darse cuenta y la más sorprendida al verlo en general, ya durante el proceso terapéutico en el que se analizan los detalles de su relación», añade. Lo más grave, prosigue Congost, es que las personas que sufren este tipo de maltrato psicológico se vuelven cada vez más dependientes. «Cada vez más ven las agresiones como algo natural, habitual, se acostumbran a ello, hasta tal punto de que les cuesta muchísimo salir de allí. Incluso hasta el punto que a menudo te dicen que no están seguras de si quieren abandonar al otro en realidad. Evidentemente quieren salir, pero su nula autoestima las confunde y las bloquea». 
 
Estas son, a su juicio, las características de una relación con maltrato psicológico: 

—Te anulan la autoestima: te dicen o te hacen sentir que no sirves para nada, que eres un o una inútil, te ningunean, te desprecian. Esto, a su vez, hará que no te sientas «capaz de irte», de acabar con aquello, puesto que piensas, ¿a dónde voy a ir? 

—El maltratador/a te da órdenes que tienes que obedecer y sientes que no tienes ninguna opción de quejarte o de expresar disconformidad, porque va a ser peor.

—No te permite ser quien eres, hacer las cosas que te gustan, ir a los sitios que te hacen disfrutar. 

—Te van alejando cada vez más de tu gente, te hablan mal de tu familia, de tus amigos, y de todos los que te quieren hasta que te quedas sola/o. 

Te juzgan: lo que tu haces, cómo eres, cómo hablas... Te llevan a que cambies. 

—El maltratador/a te culpa de lo que sucede, incluso de cosas que te son ajenas, haciéndote responsable de todo lo malo que hay en su vida. Aunque sean cuestiones del todo irracionales.



Publicado en Diario ABC, 19-08-2013

miércoles, 19 de junio de 2013

LOS MONSTRUOS DE MI CASA

Carmen Artero ha empezado a escribir su historia. Es la historia de una mujer que, conociendo las situaciones de desprotección de la infancia, ha decidido dar a conocer esa realidad y acoger dentro de su propia familia a niños que han padecido malos tratos, abusos sexuales o negligencia familiar. Pero Carmen ha tomado una decisión más. Desde su hogar está luchando para crear una fundación que defienda los derechos de la infancia.

Los monstruos de mi casa muestra la realidad cotidiana de la desprotección infantil, entendiendo como tal los malos tratos físicos y emocionales, el abuso sexual y el abandono o negligencia por parte de los padres o personas del ámbito del niño.

Los afectados son niños normales, no siempre pertenecientes a ámbitos marginales. Son niños invisibles porque no tienen a quién acudir y ni tan siquiera saben que tienen derecho a recibir ayuda. Son niños que, por ejemplo, no saben besar porque nunca les han enseñado, o que fueron encontrados por la policía en la calle, descalzos y en camiseta. Pertenecen a familias de todo tipo: familias normales que ocultan el problema o familias marginales que no pueden o no saben cuidar de sus hijos. Algunos de ellos han sido acogidos temporalmente por Carmen Artero, hilo conductor del documental, madre de cuatro niños, y “madre canguro” de dos más. Junto a ellos, el documental muestra a profesionales, representantes en cierto modo de la sociedad, que buscan soluciones que, en ocasiones, suponen separar a los niños de sus padres. Los monstruos de mi casa muestra esta realidad a través del testimonio y las acciones de sus protagonistas, profesionales de los servicios de protección de menores, psicólogos, asociaciones... y del relato y la vida cotidiana de Carmen, una “madre canguro” de Mallorca.

El documental contiene testimonios y experiencias de personas que están en contacto con niños que viven situaciones de desprotección, como malos tratos físicos, abandono o abusos sexuales, hasta el punto que les ha sido retirada la tutela a sus padres. También el análisis psicológico de una sociedad que no reconoce estos casos como propios, que se avergüenza de sí misma por contar entre sus miembros con personas capaces de agredir de manera tan grave a un niño, incluso a sus propios hijos. Los monstruos de mi casa va de lo particular, el caso de cada niño, hasta lo universal, la vergüenza de la sociedad, pasando por el trabajo diario de las personas que intentan poner de manifiesto esta realidad o que, con su acción, consiguen salvar las vidas de los niños que se ven en situación de desprotección.

Los datos y cifras sobre desprotección infantil están presentes en el documental para informar y dar solidez y credibilidad al relato. Sin embargo, el objetivo no es ser exhaustivos, sino trasladar una realidad a través de los testimonios de los que la conocen y poner de manifiesto que la desprotección es más habitual de lo que la sociedad quiere pensar, sólo hay que preguntar a los que están en contacto con los niños para darse cuenta de que hay desprotección desde el nivel más leve, hasta el más grave. No es el objetivo del documental crear una alarma desproporcionada, tan grave sería la sobreprotección infantil como la desprotección, ni convertir a todo vecino en sospechoso.

Mostramos al espectador una realidad incómoda que no está acostumbrado a ver y que, por estar dentro del ámbito de la vida privada y de lo cotidiano, es aún más impactante.

El objetivo de Los monstruos de mi casa es poner de manifiesto que dentro de la esencia del ser humano también hay tendencias tan crueles como las que llevan a los padres a abusar, maltratar o ser negligentes con sus propios hijos. La crítica no es sólo a esos padres, es a la sociedad, que a menudo se niega a intervenir aparándose en la privacidad de la familia, y que, para sentirse menos culpable, tiende a alejar el problema situándolo tan sólo en ámbitos marginales. Por ejemplo, si los datos sobre abusos sexuales son ciertos (un 19% de las mujeres los han padecido y un 15% de los hombres) habría que preguntarse ¿cuántas de las personas que nos rodean han sufrido esos abusos? De cada aula ¿cuántos niños los están sufriendo ahora?

Hay un punto positivo en esta historia: muchos ciudadanos han decidido actuar para mejorar la situación de la infancia. Y lo hacen con decisiones tan comprometidas como acoger niños en su casa o reclamar a la Administración que tome medidas para apoyar a los niños. El documental muestra esta actitud de la sociedad civil, con ejemplos sacados del día a día de padres de acogida, trabajadores de los servicios sociales, abogados...

El oscurantismo en cuanto a la desprotección infantil se asemeja a lo que pasó en su día con la violencia de género: al ser una cuestión del ámbito privado, el problema quedaba oculto. Últimamente, los abusos, malos tratos o negligencia contra la infancia empiezan a aparecer en los medios, aunque aún demasiado ligados a las páginas de sucesos. Basta leer la prensa para asomarse a los titulares que denuncian esta realidad. Los monstruos de mi casa se aleja del morbo de la sección de sucesos, para reflexionar en profundidad y contribuir a una mayor sensibilización.

Marta y Alberto, directores del documental “Los monstruos de mi casa”, a través de la productora Quindrop, creyeron desde el primer momento que Internet era un lugar idóneo para ampliar la difusión de su documental. Una propuesta de contenido tan arriesgado y valiente y que contaba con una gran protagonista, Carmen Artero, merecía una promoción mayor que sólo su emisión en televisión.

Por ello, se han puesto en marcha varias estrategias que han convertido a “Los monstruos de mi casa” en algo más que un documental.

Lo primero ha sido crear una página web que supone el lugar de partida de diferentes experiencias, que el usuario puede experimentar a través de la propia web o de diferentes medios sociales:

Ya desde la página www.monstruosdemicasa.com podemos ver el documental directamente o enlazar al canal de Vimeo, una red social de Internet basada en vídeos, que nos permite verlo en mayor calidad o tamaño, descargarlo o compartirlo en otras páginas/blogs. Además, la web se ha acompañado de una gran cantidad de material extra que completan la experiencia de su visionado, desde secuencias adicionales, entrevistas íntegras, descargas y un largo etc.

También se ha creado un blog utilizando la plataforma wordpress (http://www.monstresdecameva.com/blog/) para difundir noticias no sólo relacionadas con el propio documental sino también con su temática, desde ahí se pueden comentar las diferentes entradas. Este canal nos ayuda a ampliar el eco que puedan tener otras noticias relacionadas y que nos pueden pasar normalmente desapercibidas.

Considerando el valioso material gráfico aportado por los diferentes artistas al proyecto, se ha creado la página en flickr, otra red social que nos permite compartir fotografías. Desde aquí podemos ver en mayor calidad diferentes ilustraciones, dibujos o en gran resolución fotogramas del propio documental.

Por último y quizás una de las sorpresas más agradables de la propuesta multiplataforma que se ha creado, ha sido la creación de la página oficial en Facebook (http://www.facebook.com/monstresdecameva) que cuenta ya con más de 1.100 fans en menos de dos meses, sin duda todo un éxito cuyo principales promotores son tanto Carmen como Marta y Alberto, que dan respuesta a los innumerables comentarios que se producen cada día. Facebook quizás se ha convertido en el canal más eficaz de divulgación de nuevos contenidos relacionados, debido en gran parte a su masa crítica, que cada día aporta su granito de arena contando sus propias experiencias.

El conjunto de propuestas ha permitido alargar la vida a este documental y a su mensaje, permitiendo el encuentro en la red de muchas personas que empatizan o han vivido situaciones similares, convirtiéndose en parte de este proyecto, y protagonistas de esta historia.

Internet es un medio en constante crecimiento y evolución, idóneo no sólo para dar a conocer a todo el mundo tu historia o tu proyecto sino para alargar su vida, pulsar la opinión de la gente, conocer lo que piensan sobre ti, en definitiva una comunidad compuesta por miles de personas que comparten una misma inquietud.

Puedes ver el documental, copiando y pegando en tu navegador el enlace que encontrarás al final de esta entrada.

Estos son los dibujos de la exposición “Els monstres de ca meva”, que se organizó en Palma en el mes de octubre de 2010, acompañada de unas jornadas de expertos sobre maltrato infantil. La muestra está formada por 18 dibujos realizados por niños y adolescentes de entre 5 y 15 años, que en algún momento de su vida han sufrido desprotección. Los nombres de los niños son ficticios, para conservar su anonimato.

Terapeutas, psicólogos y educadores utilizan el dibujo para ayudar al niño a explicar lo que le ha pasado o cómo se siente ante un caso de maltrato, abuso o negligencia. El dibujo es el discurso con el que el niño se comunica con nosotros, con el que nos explica no sólo el suceso puntual que ha motivado la intervención terapéutica, sino también cómo se ve a sí mismo y cómo ve a su agresor.

Los dibujos de la exposición han sido cedidos por el Servei d’Infància i Família del Institut Mallorquí d’Afers Socials, el Instituto de Medicina Legal de Balears y los chicos y chicas de la Unidad de Tratamiento de la Conselleria d’Afers Socials, Promoció i Immigració del Govern de les Illes Balears.

» Andreu, 8 años

 

Los monstruos de mi casa

Abusado desde los 4 años por su padrastro. Se dibuja a sí mismo con cara de pánico y marcando especialmente los botones de la camisa y la cremallera de los pantalones. Más abajo, en la siguiente imagen, expresa con con colores la rabia que siente.

Los monstruos de mi casa

Andreu expresa con colores y trazos fuertes la rabia que siente.

Los monstruos de mi casa

Andreu escribe en este otro papel cómo se siente, y recorta los bordes con tijeras.

 

» Fernando, 13 años

 

Los monstruos de mi casa

Sufrió durante años maltratos físicos y psíquicos por parte de su padre. Ahora vive con su madre, que ha conseguido rehacer su vida lejos del padre. El niño se encuentra bien, pero tuvo una temporada en la que se peleaba constantemente con sus profesores y compañeros de escuela.

Dibuja a su padre como un demonio. Está en un bar, solo, porque el resto de la gente le tiene miedo. Bebe cervezas, está borracho y desprende un fuerte olor a alcohol. También juega a las máquinas tragaperras. Fernando siente rabia hacia él, “es malo”.

 

» Elena, 6 años

 

Los monstruos de mi casa

Sufrió abusos y malos tratos por parte de su padre. Ahora mismo vive en acogida con su abuela.

El dibujo representa a su padre, al que dibuja muy pequeño y manteniendo relaciones sexuales con ella. Elena escribe: “se ha portado muy malo”. La figura grande del dibujo, sonriente, representa a la abuela acogedora, con la que se siente protegida.

 

» Sergio, 15 años

 

Los monstruos de mi casa

Ha sufrido desde su infancia malos tratos psicológicos por parte de su padre. Al iniciar la adolescencia también empezaron los abusos sexuales.

En el dibujo se representa a sí mismo inmovilizado en una cruz, sin poder escapar de las agresiones del padre, representado en la parte superior como una fiera con garras. Sergio dibuja el momento en el que decidió explicar que estaba sufriendo abusos. Este momento está representado por el agujero verde esperanza, de donde parte un trazo negro hacia abajo simbolizando las dificultades (sentimiento de culpa, soledad, desesperanza, huida de casa). El dibujo finaliza en una espada erguida que representa el descubrimiento de sus fortalezas y las ganas de seguir luchando para mejorar su calidad de vida.

 

» Miriam, 9 años

 

Los monstruos de mi casa


Ha sufrido malos tratos físicos y emocionales, y negligencia. Su madre es inmigrante, llegó a España con 15 años y embarazada de la niña.

Dibuja su familia sin ningún adulto de referencia. Miriam y su familia pertenecen a una minoría étnica, pero ella no lo refleja en su dibujo, donde las figuras no tienen nada que ver étnicamente con las reales. Ha sufrido insultos por parte de sus compañeros de colegio debido a su etnia. En el margen inferior izquierdo dice que se siente muy sola, pero lo tacha con un lápiz porque no quiere que se sepa.

 

» David, 8 años

 

Los monstruos de mi casa

Sufrió abuso sexual.

David dibuja a su agresor con los ojos encendidos, marcando especialmente los órganos sexuales. A su lado, escribe palabras relacionadas con el abuso que ha sufrido. Describe el dibujo así: “El que me hizo daño y he dicho, finalmente, que es verdad que me lo hizo”.

 

» Javier, 6 años

 

Los monstruos de mi casa

Tiene declaración de riesgo desde los 4 años y vive en un centro de menores desde hace unos meses.

Sus padres están separados y tienen graves conflictos entre ellos. El padre cumplió un año de prisión por violencia de género contra la madre. La madre toma metadona y está en tratamiento por problemas de salud mental. Los padres se han cruzado graves acusaciones mutuas y han presentado denuncias de abuso sexual al niño en el domicilio del otro.

El niño se dibuja a sí mismo, un día de lluvia. Añade al dibujo un coche que parece que le está atropellando, conducido por sus padres. Al lado pinta una casa sin ventanas donde dice que viven su padre, su madre y él.

 

» Isabel, 8 años

 

Los monstruos de mi casa

Sufrió abusos sexuales en el ámbito familiar.

En la parte inferior derecha del dibujo, Isabel dibuja a su agresor, abusando de ella. Explica que la subía a una silla para estar a la misma altura que ella y penetrarla por detrás. La niña dibuja en la parte superior izquierda a su hermano pequeño, que estaba en la puerta mirando todo lo que pasaba.

 

» Irene, 5 años

 

Los monstruos de mi casa

Ella y sus hermanos han sufrido abandono emocional y negligencia.

En su dibujo, Irene expresa las caóticas relaciones afectivas que existen entre los miembros de su familia. Las dos primeras figuras (hermana de 10 años y madre) mantienen una muy mala relación, porque la madre delega en la hermana la gran responsabilidad del cuidado de los niños. En esta familia hay sospechas de abusos sexuales a la hija mayor.

 

» Joan, 8 años

 

Los monstruos de mi casa

Ha sufrido abusos sexuales.

Dibuja a su agresor en una jaula, cerrada con un candado. La llave está en la esquina superior derecha, protegida por pinchos, para que el agresor no pueda acceder a ella.

 

» Dani, 12 años

 

Los monstruos de mi casa

Sus padres se han separado. Dani explica así lo que representa el dibujo: “Estamos en medio de una pelea entre mis padres, que no se ha acabado. La espada de guerra está levantada”.

El padre fue condenado por un delito de violencia de género contra la madre y tiene una orden de alejamiento. Dani es el que, en estos momentos, se está haciendo cargo de los hermanos pequeños, a los que protege.

 

» Marina, 5 años

 

Los monstruos de mi casa

Abusada desde los 4 años por su padre.

Dibuja las películas pornográficas que veía con su padre. Marina dice de los personajes que veía que “estaban desnudos y hacían porquerías”. La línea circular representa el marco de la televisión.

 

» Marcos, 9 años

 

Los monstruos de mi casa

Ha sufrido reiteradas agresiones físicas y sexuales por parte de un compañero de colegio. En este dibujo representa a su agresor, con cabeza pequeña, grandes manos y detalles en la ropa, especialmente la cremallera del pantalón, que recuerda haberse visto obligado a bajar en un episodio de abuso.

 

» Elisa, 7 años

 

Los monstruos de mi casa

Sufrió abusos sexuales en el ámbito familiar.

El psicólogo le pide que dibuje cómo se siente respecto a los abusos. Elisa se dibuja a ella misma, gritando, sin cuerpo y con los ojos y la boca muy abiertos, expresando el miedo que sentía cuando sufría los abusos.

 

» Ester, 9 años

 

Los monstruos de mi casa

Ha sufrido abusos sexuales en el ámbito familiar.

Ester dibuja cómo se tenía que colocar cuando su agresor abusaba de ella. Cuenta que la ponía encima de él y la penetraba por detrás.

 

» Toni, 6 años

 

Los monstruos de mi casa

Ha sufrido abusos sexuales en el ámbito familiar.

Cuando le piden una descripción de su abusador, dice que “es un monstruo”, y cuenta en el dibujo cómo eran sus órganos sexuales y cómo eyaculaba.

 

» Andrea, 10 años

 

Los monstruos de mi casa

Ha sufrido abusos sexuales en el ámbito familiar.

Dibuja de manera muy sencilla dónde le tocaba el abusador y cómo le tenía que tocar ella a él. Andrea está avergonzada porque tiene que hablar de lo que le ha pasado. Llega al acuerdo de no hablar, sino escribir sobre el papel “sí” o “no” a las preguntas que le hacen.

 

» Víctor, 7 años

 

Los monstruos de mi casa

Abusado a los 4 años por su padre. Ahora está tutelado.

Dibuja en la pizarra lo que su padre le pedía que hiciera, en este caso, una felación. La línea que sale de la boca a la zona genital representa la lengua.



Enlace para ver el documental Los Monstruos de mi Casa:
http://av.vimeo.com/48439/180/17798135.mp4?aktimeoffset=131&aksessionid=f39e5899f89d0d047bb0fb5da3a4c049&token=1371643936_5077914c2f929cd6710a14feac12a109

Enlace a la página web de Los Monstruos de mi Casa:
http://www.monstresdecameva.com/index.php
















martes, 12 de marzo de 2013

CONSEJOS PARA SER UN PADRE QUE APOYA Y DESARROLLA A SUS HIJOS

Una relación saludable con su hijo se construye mediante interacciones innumerables sobre el paso del tiempo. Los infantes lloran por muchas razones y es a veces difícil entender porqué lo hacen y cómo calmar a su bebé. Se requiere mucha energía y trabajo, pero la recompensa vale el esfuerzo. Al momento de la crianza de hijos existen algunos términos absolutos (uno de ellos, por supuesto, es que cada hijo necesita ser amado) y no existe una manera "correcta" de hacerlo. Diferentes formas de crianza funcionan para diferentes niños en diferentes circunstancias. Estos consejos proporcionan sugerencias mientras usted descubre que es lo que funciona mejor en su familia. No espere ser perfecto; la crianza de hijos es un trabajo difícil.


Ayude a sus hijos a sentirse amados y seguros

Todos podemos tomar acciones para fortalecer nuestras relaciones con nuestros hijos, lo cual incluye:
  • Anime a sus hijos. Elogie sus logros y talentos. Reconozca las habilidades que están desarrollando.
  • Pase tiempo con sus hijos. Haga juntos cosas que ambos disfruten. Escuche a sus hijos.
  • Aprenda como usar opciones que no sean físicas para la disciplina. Existen muchas alternativas. Dependiendo de la edad de su hijo y la etapa de su desarrollo, esto puede simplemente incluir cambiar la atención de su niño, dando opciones o usando la sepa ración temporal.


Infórmese de los recursos que apoyan a los servicios comunitarios

Los niños necesitan acceso continuo y directo a las personas con las cuales puedan desarrollar relaciones saludables y de apoyo. Para asistir con esto, los padres pueden:
  • Lleve los niños a bibliotecas, museos, películas y eventos deportivos.
  • Inscriba los niños en programas de mejoras juveniles, tales como deportes o música.
  • Use los servicios comunitarios para necesidades familiares, tales como educación para padres o servicios de asistencia.
  • Comuníquese regularmente con los cuidadores de niños o el personal de las escuelas.
  • Participe en grupos religiosos o juveniles.


Busque ayuda si la necesita

Ser padre es difícil. Nadie espera que usted lo sepa todo. Los retos tales como el desempleo o niños con necesidades especiales pueden aumentar a la tensión dentro de la familia. Si usted piensa que el estrés puede afectar la manera que usted trata a su hijo, o si usted sólo desea un apoyo extra que muchos padres necesitan en cierto momento, intente lo siguiente:
  • Hable con alguien. Dígale a un amigo, proveedor de salud o líder de su comunidad religiosa acerca de lo que usted está pasando. O, únase a un grupo de apoyo para padres.
  • Llame a una línea de ayuda. Muchos estados tienen líneas telefónicas de asistencia para los padres.
  • Busque cuidado de alivio cuando necesite tiempo para usted. Todos necesitan tiempo para si mismos. El alivio para los cuidadores de niños o el cuidado de crisis proporciona un lugar seguro para sus niños para que sus niños para que usted pueda cuidarse.
  • Busque conserjería. La conserjería individual de parejas o de familias puede identificar y reforzar formas saludables para comunicarse y criar a sus hijos.
  • Tome clases de crianza de niños. Nadie nace sabiendo cómo ser un buen padre, es una destreza adquirida. Las clases de crianza pueden ofrecerle las destrezas que usted necesita para criar a niños felices y saludables.
  • Acepte ayuda. Usted no necesita hacerlo todo. Acepte las ofertas de ayuda de su familia, amigos y vecinos. No tenga miedo de pedir ayuda si usted siente que la necesita.

lunes, 28 de enero de 2013

ABUSO INFANTIL

Es difícil imaginar que alguien pueda lastimar intencionalmente a un niño. Sin embargo, cerca de un millón de niños son maltratados cada año sólo en los Estados Unidos. Y estos son tan sólo los casos que se denuncian; hay muchos otros casos que nunca se denuncian o pasan desapercibidos, ya que por lo general los niños tienen temor a decirle a una persona que los pueda ayudar.

En la mayoría de los casos, los niños conocen a los autores del abuso, y el abuso ocurre en el hogar. Esto hace que al niño le resulte difícil hablar sin temor. Es posible que se sientan atrapados por el afecto que sienten por estas personas o por temor al poder que estos abusadores tienen sobre ellos. Por lo tanto, mantienen el silencio. Por eso es fundamental saber identificar las señales del abuso infantil.

 

¿Qué es el abuso infantil?

 

El abuso infantil ocurre cuando un padre o cualquier otro adulto causa un daño físico o emocional a un niño.

En términos generales, el abuso de niños puede tomar varias formas:
  • abuso físico
  • abuso sexual
  • negligencia o abandono
  • abuso emocional o psicológico

Los casos más serios de abuso infantil pueden resultar en la muerte del niño. Es posible que aquellos que sobreviven el abuso, sufran emocionalmente aún cuando las lesiones físicas se hayan superado. Los niños que han sido abusados suelen tener dificultades estableciendo y manteniendo relaciones con otros a lo largo de sus vidas. También es más probable que sufran de poca autoestima, depresión, pensamientos suicidas u otros problemas de salud mental.

Abuso físico

 

Cuando la gente piensa en el abuso de niños, inmediatamente lo asocia con el abuso físico, como por ejemplo, pegar, patear o sacudir. El abuso físico también incluye:

  • mantener a un niño sumergido en el agua
  • atar a un niño
  • quemar intencionalmente a un niño con fuego o con agua hirviendo
  • lanzar un objeto contra el niño o utilizar un objeto para golpearlo
  • hacer pasar hambre a un niño o no proporcionarle comida

El traumatismo de cráneo, o el síndrome del niño zarandeado, es una forma específica de abuso físico. Es la causa principal de muerte en los casos de abusos infantiles en los Estados Unidos. La mayoría de los incidentes sólo duran unos pocos segundos, pero es suficiente para causar daño cerebral y hasta producir la muerte del bebé.


Abuso sexual

 

El abuso sexual ocurre cuando un niño es violado u obligado a realizar un acto sexual. Pero también es cualquier tipo de contacto sexual con un niño o cualquier comportamiento que tenga como fin excitar a la persona que comete el abuso. Por lo tanto, no sólo se considera abuso sexual mantener relaciones sexuales con un niño, tocar los genitales de un niño o hacer que el niño le toque los genitales a otra persona; el abuso sexual también significa:

  • hacer que un niño pose o esté involucrado en acciones para fotografías pornográficas o videos
  • contar chistes o historias con connotación sexual
  • mostrar material pornográfico a un niño
  • obligar a un niño a desnudarse
  • "exponerse" ante un niño o mostrarle los genitales

 

Negligencia

 

La negligencia es cualquier acción, o inacción, de la persona a cargo del cuidado de un niño que causa un daño físico o emocional en un niño. Por ejemplo, no proveer de comida, calefacción, abrigo (durante los meses de invierno) o una vivienda adecuada, es considerado un acto de negligencia. Básicamente, cualquier cosa que interfiere con el desarrollo y el crecimiento del niño es considerado un acto de negligencia. Esto también incluye:

  • no proporcionar atención médica cuando el niño está lesionado o enfermo
  • encerrar a un niño en una habitación o un placard
  • colocar a un niño en una situación de peligro donde pueda lesionarse físicamente u ocasionar la muerte

El abandono es un tipo de negligencia. Esto ocurre cuando se deja a un niño solo durante un período de tiempo prolongado o cuando sufre un daño serio ya que nadie lo estaba cuidando.

Abuso emocional

 

El abuso emocional o psicológico es un patrón de conducta que tiene un efecto negativo en el desarrollo emocional y en la autoestima del niño. Ignorar al niño o no demostrar sentimientos de amor, apoyo u orientación es considerado abuso emocional. También lo es amenazar, atemorizar, denigrar o criticar constantemente a un niño.

Abuso de sustancias

 

El uso de alcohol, tabaco o drogas prohibidas puede dificultar el buen juicio de la persona a cargo del cuidado del niño y, como consecuencia de ello, poner en peligro al niño o cometer un acto de negligencia o abuso físico. Pero en algunos estados, el abuso de sustancias prohibidas también es considerado una forma de abuso infantil.

Los siguientes son ejemplos de abusos infantiles como consecuencia del abuso de sustancias prohibidas.

  • permitir que un niño tome alcohol o drogas prohibidas
  • fabricar, ingerir o distribuir drogas prohibidas delante de un niño
  • exponer a un feto a los efectos de drogas prohibidas u otras substancias durante el embarazo

 

Perfil de la persona que comete un abuso

 

Sería muy simple si las personas que cometen abusos tuvieran un perfil determinado y fácil de reconocer. La realidad es que la persona que abusa de niños proviene de diferentes condiciones sociales y culturales. Pueden ser padres, otros miembros de la familia, maestros, entrenadores y amigos de la familia. Prácticamente, cualquier persona que tiene acceso a un niño puede maltratarlo. Afortunadamente, la mayoría de la gente no lo hace.

A veces, los individuos que abusan a niños muestran un cierto comportamiento. Por ejemplo, es posible que los padres que abusan a sus hijos eviten relacionarse con otros padres del barrio, no participen en actividades escolares, o se perciban incómodos al hablarles de lesiones de los niños o problemas de conducta.

Los adultos que abusan sexualmente de los niños, conocen a los niños de antes. Es muy raro que la persona que comete el abuso elija un niño al azar. Es posible que el autor del abuso utilice esta relación a su favor, pidiéndole al niño que mantenga la relación en secreto o diciéndole que le pasará algo malo si se lo dice a alguien.

Muchas veces, los individuos que abusan de niños han sido abusados de niños. Suele ser difícil quebrar este círculo vicioso de abusos de una generación a otra dentro de una familia.


Señales de abuso

 

A veces es difícil diferenciar entre las raspaduras y golpes comunes de los niños y las raspaduras y golpes que surgen como resultado de un abuso. Los moretones múltiples, o los que ocurren constantemente, los ojos con hematomas o huesos rotos son definitivamente señales evidentes de abuso -de la misma manera que lo es la salud emocional.

Las siguientes son algunas de las reacciones de un niño que ha sufrido abusos:

  • Estar triste o enojado. Los niños que están siendo sometidos al abuso suelen estar retraídos, temerosos, deprimidos o tener poca autoestima o hacerse daño, como por ejemplo cortarse. Los niños más deprimidos pueden contemplar el suicidio o intentar suicidarse. Algunos niños se dedican a intimidar a otros y tienen problemas pare controla su agresividad y otras emociones. Muchos de ellos tienen pesadillas o problemas para dormir.
  • Problemas de relación. Los niños que han sido abusados tienen problemas para relacionarse con otros y mantener relaciones. Por lo general no son capaces de amar o confiar en otros, especialmente cuando se trata de adultos. Una señal preocupante es cuando el niño no busca el consuelo de un padre o de la persona a cargo de su cuidado.
  • Mal comportamiento o conducta arriesgados. Los niños que sufren abuso por lo general se comportan mal en clase y tienen problemas de disciplina. Es posible que pierdan interés en las actividades de las que antes disfrutaban y que no se concentren en la tarea escolar y que como consecuencia de ello, sus calificaciones empeoren. El uso de drogas y alcohol, y la promiscuidad sexual, son también comunes.

Es posible que otros niños no tengan problemas típicos de disciplina, pero que eviten regresar a sus casas después de la escuela o hacer actividades que requieran pasar tiempo a solas con la persona que los abusa.

Además de los niños que son abusados, aquellos que son testigos del abuso (pero que no son las víctimas directas, como por ejemplo hermanos) también pueden presentar síntomas similares.

Sin embargo, la presencia de estos síntomas no necesariamente significa que se trate de abuso. Los niños que están pasando por situaciones estresantes, como la separación o el divorcio de los padres, una mudanza familiar, o la pérdida de un amigo o miembro de la familia, suelen sufrir cambios de humor o en su disposición.

Si usted sospecha abuso

 

El abuso no es un problema familiar privado, si bien por lo general ocurre dentro de las familias y se mantiene como un secreto familiar. Una vez que usted sospeche que existe abuso infantil, tiene que tomar medidas para que este daño no continúe. No importa si usted está equivocado: es mejor estar equivocado que lamentarlo más adelante.

Esto es lo que debe hacer:

  • Si usted sospecha que un niño está siendo abusado, es su responsabilidad ponerse en contacto con la agencia local de servicios de protección de niños, la policía, un hospital o una línea telefónica de emergencias. De ser necesario, usted puede mantenerse anónimo. La seguridad del niño es el problema más urgente: Usted puede salvarle la vida retirándolo de una situación peligrosa lo antes posible.
  • Si piensa que usted ha abusado de su propio hijo, o si está preocupado de haberlo hecho, asegúrese de que su hijo esté en un lugar seguro lejos de usted, y luego hable con un amigo, un familiar o un profesional de la salud. Es posible que usted simplemente necesite alguien con quien hablar o que desee consultar con un terapeuta. Hablar con un profesional entrenado en el tema puede ser una manera efectiva de entender y sobrellevar las razones por las cuales usted lleva a cabo el abuso.
  • Si sospecha de alguien que usted conoce, como una niñera o un proveedor de cuidados de niños, mantenga al niño alejado de esta persona hasta que las autoridades hayan sido notificadas. Si usted sospecha que la persona puede abusar del niño nuevamente, asegúrese de que el contacto entre esta persona y el niño se haga bajo la supervisión de otra persona. Nunca amenace a una persona o trate de hacer justicia con sus propias manos. Deje que el sistema judicial penalice a la persona que perpetró el abuso.

Los pediatras recomiendan que los niños de los cuales se sospecha abuso deben concurrir al hospital para ser evaluados y comenzar un tratamiento. Los hospitales son el lugar perfecto para los niños que han sufrido abuso, especialmente para aquellos niños que necesitan radiografías o cultivos con el fin de realizar un diagnóstico. Las radiografías pueden identificar huesos rotos. Ésta es la única señal de abuso de los bebés o niños pequeños, ya que no pueden hablar para comunicar lo sucedido.

También se recomienda el apoyo psicológico. Sin éste, los niños que han sido abusados pueden sufrir problemas emocionales o repetir el patrón de abuso con sus propios hijos.

Romper el silencio

 

Si bien no todas las acusaciones y las sospechas de abuso de un niño terminan siendo reales, todas merecen atención. El abuso infantil puede robarles a los niños la dicha de crecer y afectarlos de manera negativa durante años.

El abuso no tiene que arruinar la vida del niño, si el maltrato se detiene y el niño se trata. Cuanto antes se identifique y detenga el abuso, menos destrucción creará. Curar las heridas del abuso y conllevar las repercusiones también puede comenzar antes.

Por lo tanto, tome en serio cualquier acusación hasta que sepa con certeza si es verdad o mentira. Todos los niños merecen ser escuchados, protegidos y ayudados.



Revisado por: Neil Izenberg, MD; D'Arcy Lyness, PhD; y Allan R. De Jong, MD
Fecha de revisión: enero de 2012