sábado, 5 de noviembre de 2011

INDICADORES COMPORTAMENTALES Y ACTITUDES QUE SE PUEDEN OBSERVAR EN LOS ADULTOS PERPETRADORES DE MALTRATO INFANTIL

Maltrato físico
  • Alega traumatismos accidentales de forma sistemática.
  • Describe la lesión como autoinflingida y no es compatible con la edad o con las habilidades de desarrollo del niño.
  • Atribuye las lesiones a los hermanos u otros niños.
  • Se retrasa en la búsqueda de asistencia médica.
  • Cambia frecuentemente de pediatra, centro de salud o servicio de urgencia para la atención sanitaria del niño.
  • Intenta ocultar la lesión del niño o proteger la identidad de la persona responsable de ésta.
  • Relata una historia inaceptable, discordante o contradictoria respecto al tipo y la intensidad de las lesiones.
  • Evita toda responsabilidad.
  • Parece no preocuparse por el niño y sus problemas: no se preocupa de la gravedad de las lesiones; abandona precozmente al niño tras el ingreso hospitalario; no lo visita o son visitas cortas en duración y dedicación; no comparece a los informes médicos o al alta.
  • Percibe al niño de manera significativamente negativa.
  • Utiliza una disciplina severa, inadecuada para la edad, falta cometida y condición del niño.
  • Ha sido objeto de malos tratos en su infancia.
  • Existe el antecedente de malos tratos a otros miembros de la familia.
  • Tiene dificultades en su matrimonio.
  • Presenta psicopatía, alcoholismo y/o drogadicción.

Abuso sexual
  • Identidad del perpetrador. Hombre [95%]: conocido (24%), tío / abuelo (19%), padre (16%), padrastro / compañero de la madre (10%), primo / hermano (7%), amigo (7%), cuidador / educador (6%), desconocido (6%); Mujer [5%]: cuidadora / conocida (4%), madre (1%).
  • Antecedente de haber sido víctima de abusos.
  • Busca víctimas en la edad en la que fue victimizado.
  • No hay preferencia definida en cuanto a la búsqueda homo o heterosexual.
  • Casado o con pareja (puede estar atravesando problemas sentimentales o sexuales).
  • Con empleo (frecuentemente ausente del hogar por tener mucha movilidad laboral).
  • Bien integrado en su comunidad.
  • Buen nivel educativo y/o académico.
  • Se relaciona mejor con niños y jóvenes que con adultos.
  • Participa en las actividades comunitarias de sus víctimas (educativas, deportivas, religiosas, de ocio, etc.).
  • Busca la amistad de otros padres, especialmente de madres solteras, para tener acceso a los niños.
  • Frecuenta lugares donde acuden sus víctimas (escuelas, parroquias, clubes, salones de juegos, discotecas, etc.).
  • Busca trabajos donde sea fácil el encuentro con niños.
  • Ejerce una profesión en la que puede utilizar su influencia para manipular, engañar o chantajear al niño.
  • Es muy protector o celoso de su víctima.
  • Participa en redes sociales infanto-juveniles online ocultando su verdadera identidad.
  • Se exhibe desnudo delante del niño.
  • Le muestra fotografías o videos pornográficos.
  • Le cuenta historias de contenido explícito sexual.
  • Le alienta a implicarse en actividades sexuales con otras personas.
  • Fotografía y/o colecciona imágenes de niños desnudos o en actitud sexual.
  • Visita habitualmente o es miembro de páginas Web de contenido pedófilo.
  • Tiene antecedentes de pedofilia y/o sadismo.
  • Creció en una familia disfuncional.
  • Es violento con otros miembros de su familia.
  • Se encuentra socialmente aislado.
  • Abusa de alcohol y/o drogas.
  • Presenta trastorno de personalidad o enfermedad mental.
  • La esposa es sumisa y pasiva.
  • La esposa sufrió abuso sexual y consiente o participa en el abuso.
  • Desmiente o niega todo lo relacionado con el abuso sexual (el acto, el planeo, la responsabilidad, la gravedad de la conducta, la autoculpabilidad). Parece que es la víctima.

Negligencia física
  • Ostenta una constante falta de supervisión, especialmente cuando el niño realiza actividades peligrosas.
  • Mantiene unas condiciones higiénicas y/o de seguridad en el hogar peligrosas para la salud del niño.
  • Exterioriza pobreza, ignorancia, incultura.
  • Abusa de drogas y/o alcohol.
  • Es promiscuo, practica la prostitución/ proxenetismo o su medio de vida es la delincuencia.
  • Muestra apatía o nulidad.
  • Está mentalmente enfermo o presenta bajo nivel intelectual.
  • Tiene una enfermedad física crónica.
  • Existe el antecedente de malos tratos o negligencia en la infancia.
  • Antecedente de separación prolongada madre/ padre-hijo.
  • Muestra poca preocupación por los controles sanitarios del niño.
  • Realiza un seguimiento inadecuado de las enfermedades agudas o crónicas del niño.
  • Incumple los tratamientos médicos prescritos al niño.
  • Se despreocupa por las enfermedades discapacitantes del niño.
  • Muestra poca preocupación por la higiene y alimentación del niño.
  • Muestra poca preocupación porque el niño lleve un vestuario adecuado a la climatología.
  • Tiene un exceso de vida social y profesional.
  • Tiene y practica convicciones y creencias extremas (nutricionales, religiosas, culturales).
  • Compensa con bienes materiales la falta de cuidado y atención de las necesidades básicas del niño.

Maltrato psicológico o emocional
  • Exhibe frialdad y falta de afecto en el trato del niño.
  • No calma el llanto del niño.
  • Facilita u obliga permanencias prolongadas en la cuna/cama (en lactantes y preescolares).
  • Rechaza verbalmente, insulta, menosprecia y desvaloriza al niño.
  • Basa sus relaciones con el niño en el temor o en una disciplina excesiva. Lo amenaza y lo castiga de forma repetida y excesiva.
  • Trata de manera desigual a los hermanos.
  • Mantiene unas exigencias superiores a las propias del momento evolutivo del niño o de sus características individuales.
  • Obliga a practicar convicciones y creencias extremas (nutricionales, religiosas, culturales).
  • Parece no preocuparse por los problemas del niño.
  • Tolera todos los comportamientos del niño sin poner límite alguno.
  • No acepta la iniciativa del niño; impide al niño una mayor autonomía y autodeterminación.
  • Impide que el niño se relacione con otros de su edad y lo aparta de las interacciones sociales.
  • Cambios frecuentes de las funciones parentales; renuncia de su función parental.
  • Es inaccesible o poco disponible para el niño.
  • No participa en las actividades diarias del niño.
  • Tiene un exceso de vida social o laboral.
  • Utiliza al niño en situaciones conflictivas, sobre todo de separación del cónyuge.
  • Le hace vivir situaciones de violencia doméstica.
  • Alienta a cometer conductas delictivas; expone al niño a pornografía; premia conductas agresivas.

Maltrato prenatal
  • Falta de cuidado, por acción u omisión, del cuerpo de la futura madre:
    • Maltrato físico dirigido a la madre o al feto por parte del padre/compañero.
    • Negligencia en la atención de las necesidades básicas de la madre por parte del padre/compañero.
    • Exceso de trabajo corporal.
    • Exposición a radiaciones y tóxicos ambientales. 
    • Exposición o presencia de infecciones de transmisión vertical.
    • Promiscuidad / prostitución.
    • Participación en actividades delictivas o está en prisión.
    • Presencia de psicopatía.
    • Rechazo del embarazo o indiferencia emocional.
    • Falta de control y seguimiento médico del embarazo.
    • Negligencia personal en la alimentación e higiene.
    • Presencia de enfermedades, no tratadas, que pueden causar disfunciones o malformaciones.
  • Autosuministro de drogas o sustancias que, de una manera consciente o inconsciente, perjudican al feto:
    • Consumo de medicaciones excesivas o inadecuadas.
    • Consumo inadecuado de tabaco.
    • Consumo de drogas, alcohol o psicofármacos. 

Síndrome de Münchausen por poderes
  • Habitualmente el perpetrador es una mujer (más del 98% de los casos), y generalmente es la madre (85%).
  • Simula (inventa), falsifica (fabrica) o provoca la existencia de síntomas o signos de enfermedad en el niño.
  • Lo realiza de forma voluntaria e intencional, consciente y planeada, y reiteradamente.
  • Busca la asistencia médica con el objetivo de generar un proceso de diagnóstico y tratamiento.
  • Niega conocer la causa de la enfermedad del niño (pero se acuerda perfectamente, o lleva un control escrito, de todas sus enfermedades y cuadros previos).
  • Con su conducta no obtiene de forma consciente ningún beneficio económico o social, solo obtiene el “beneficio psicológico” de estar en contacto con el personal sanitario y recibir la simpatía, solidaridad y compasión de ser el criador en un “pobre niño enfermo”. Le motiva la necesidad psicológica de asumir el rol de enfermo a través del niño.
  • Es monoparental (separada, soltera) o con un rol parental de cabeza de familia (la figura paterna acostumbra a estar ausente o con escasa presencia y, sobre todo, carece de importancia y no interviene).
  • Posee conocimientos médicos básicos o conoce la terminología médica y las rutinas hospitalarias (es enfermera o ayudante de clínica, tiene estudios de la rama sanitaria no concluidos, tiene una profesión relacionada con el cuidado de los niños, es hija o familiar de médico), aunque lo más habitual es que no trabaje fuera del hogar.
  • Parece inteligente y segura de sí misma. Es seductora, de sonrisa fácil, amable y convincente. Mantiene buena relación con el personal sanitario e incluso busca su amistad (puede resultar hasta empalagosa).
  • Tiene una actitud muy colaboradora con los profesionales sanitarios, lo que despierta la confianza de éstos en permitirle ocuparse del niño desde el punto de vista sanitario. De hecho, muestra una actitud más profesional que afectiva en sus cuidados y atenciones hacia el niño.
  • Se encuentra cómoda y a gusto en el centro hospitalario.
  • Es excesivamente protectora y no quiere dejar solo al niño en ningún momento.
  • No recibe visitantes durante su estancia en el hospital, o son muy pocos. El padre apenas aparece en el hospital.
  • Muestra una reacción paradójica respecto a la enfermedad del niño: habitualmente por defecto (está menos preocupada por la enfermedad que el personal que le atiende); o por exceso (se queja de que no se hace lo suficiente por diagnosticar la enfermedad del niño).
  • Cuando el engaño es descubierto, adopta una actitud de negación de la situación (habitualmente solicita el alta para pedir asistencia en otro centro sanitario). Incluso cuando se le enfrenta a pruebas sustanciales (estudios toxicológicos y forenses, vigilancia con video), sigue negando e incluso culpa a otras personas o al personal sanitario.
  • Existe el antecedente (25%) de historia de maltrato físico, enfermedad rara o muerte en hermanos (incluido el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante).
  • Existe el antecedente (60%) de historia personal de SM por poderes, de enfermedad parecida a la del niño (SM), o de trastornos de personalidad y/o conductuales. Con poca frecuencia presentan una enfermedad mental severa.
  • En los pocos casos en que el padre es el perpetrador, no presentan el perfil atento y protector de las madres, sino que son descritos como desinteresados, descomprometidos y pasivos, a pesar de la enfermedad de su hijo, así como emocionalmente lábiles y mentalmente inestables.



Gonzalo Oliván Gonzalvo
Responsable de los Servicios de Pediatría y Adolescencia del Instituto Aragonés de Servicios Sociales, Gobierno de Aragón. Director del Centro de Pediatría y Adopción Internacional, Zaragoza, España.

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