sábado, 19 de noviembre de 2011

QUE NADIE CONTROLE TU VIDA. SÉ UNA PERSONA DUEÑA DE TI MISMA

Qué es ser dueño de uno mismo


Ser dueño de uno mismo es una tarea difícil de lograr que requiere tiempo y esfuerzo, quien lo logra, quien consigue vencerse a sí mismo, consigue un gran triunfo personal. Sin embargo, este esfuerzo nunca se puede dar por completado, es una batalla diaria, constante, una batalla contra todo aquello que podamos mejorar o contra todo lo que nos impida lograr los objetivos fijados.

Cuando una persona es dueña de sí misma, es capaz de vencer la tentación y actuar según su conciencia. Ser dueño de uno mismo supone renunciar en momentos determinados a cosas que sabemos que no deseamos realizar, a pesar de que nos apetezcan y, a pesar, de que lo fácil y cómodo sea dejarse llevar por esas apetencias.



Cómo ser dueño de uno mismo


Es fundamental saber cómo somos, conocer lo qué deseamos, aquello que nos gusta y lo que rechazamos, cuáles son nuestros defectos, nuestras virtudes y, de esta forma, poder ir actuando sobre aquello que deseamos mejorar o cambiar en nosotros.

La razón, el esfuerzo y la voluntad son los pilares sobre los que sostiene el dominio de uno mismo. Debemos orientar nuestros pensamientos y nuestros actos hacia nuestros objetivos y hacia qué clase de persona queremos ser.

Tenemos que saber mantener la tranquilidad ante la adversidad y las dificultades, saber que en el día a día nos vamos a encontrar problemas que tendremos que solucionar y que para ello, será necesario mantener la calma y el control de uno mismo.



¿Qué nos hace esclavos?


Cuando una persona se deja esclavizar por los deseos más inmediatos, el alcohol, la droga, tabaco, sexo... pierde el control de sí mismo y son sus pasiones más bajas o el instinto lo que se apodera de sus actos.

Las personas han de controlar sus impulsos instintivos a través de la razón, para que de esta forma sea capaz de cambiar, evitar o reprimir la conducta instintiva.

Es similar a la conducta de un niño pequeño, el niño actuará siempre según sus apetencias, aquí y ahora, sin valorar las consecuencias. Sin embargo, un adulto se detendrá a pensar si es el momento oportuno y si debe o no realizar determinada acción.

Esta forma de actuar del adulto es fruto de un proceso de aprendizaje en el que se aprende a dominar los impulsos instintivos. Cuando una persona consigue dominar estos instintos podemos decir que es dueña de sí misma, no son sus apetencias ni sus pasiones lo que guía su vida, sino lo que realmente desea hacer o como realmente desea actuar, sus actos son conscientes y voluntarios.



 Consecuencias de no ser dueño de uno mismo


Las personas que no son dueñas de sí mismas se convierten en esclavos de los demás, de los deseos de los otros, de la manipulación que ejercen sobre ellos y de sus propios instintos e impulsos.

Suelen ser personas con baja autoestima y poco respeto por sí mismas, ya que con frecuencia tienen actitudes o realizan actos que no desean, pero la falta de voluntad o de control de sí mismos, les impide actuar como realmente desean. Son personas inseguras, incapaces de confiar en ellas y en sus capacidades, piensan que no podrán conseguir lo que se proponen, por lo que no se plantean grandes objetivos, normalmente las decisiones las dejan en manos de otros, quienes deciden por ellos.

No ser dueño de uno mismo puede traer consecuencias muy negativas y en algunos casos irreversibles, caer en la droga, alcohol... puede destruir totalmente a una persona y a su entorno más cercano. Cuántas veces estas personas se habrán preguntado por el por qué de sus actos sin encontrar una respuesta y sin poder evitar llevarlos a cabo de manera reiterada, son incapaces de controlarlos a pesar de no desear realizarlos.



Dª. Trinidad Aparicio Pérez




Psicóloga. Especialista en infancia y adolescencia.
Granada.





 


 


 

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